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Un abrazo que sana

Un diagnóstico de cáncer es un evento que altera la vida de una persona y de todo aquel quien le rodea. Se viven un sinnúmero de emociones desde la incertidumbre y el miedo hasta la ansiedad y la tristeza. Nuestro médico nos traza el mejor plan de acción para remover o tratar esta enfermedad y a veces este mismo plan y proceso puede agravar nuestras emociones, causando estrés y ansiedad por los efectos secundarios, su efectividad y posible sanación.

En ese momento, un abrazo y una mano de nuestros seres queridos es lo que necesitamos. El calor humano nos da consuelo y nos brinda seguridad, aunque sea por un segundo. Está comprobado científicamente que los abrazos ayudan a reducir la ansiedad y promueven una sensación de tranquilidad; es por esta razón que se han desarrollado las mantas de peso (“weighted blankets”), para estimular ese mismo efecto y alargar su duración. Un estudio realizado por el Oncology Nursing Society encontró que los pacientes que reciben quimioterapia pueden reducir su nivel de ansiedad utilizando esta manta durante su tratamiento.

Algunos de los beneficios de las mantas de peso incluyen:

  • Sentido de seguridad y comodidad: El peso ayuda a la persona a sentirse seguro y esto, en efecto, lo ayuda a relajarse para poder dormir o descansar.
  • Alivia el estrés y la ansiedad: La presión que ejerce la manta en nuestro cuerpo pone nuestro sistema nervioso en modo de descanso, ayudando a contrarrestar los efectos físicos del estrés como las aceleraciones del corazón y la respiración.
  • Mejora la calidad del sueño: La presión inducida por el peso puede ayudar a reducir el cortisol, que es la hormona del estrés, y a liberar serotonina y melatonina, hormonas que ayudan a relajarse para dormir.

El cáncer es una enfermedad que requiere de un tratamiento holístico, donde se atienda la parte física y la parte emocional. En el Centro de Cáncer de Auxilio Mutuo llevamos 20 años integrando nuevas maneras, tratamientos y soluciones que aporten al proceso de sanación de nuestros pacientes. Porque al final del día, el abrazo también es medicina.

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